Día del padre

Por Juan Flores García

¡Cómo han pasado los años! Estamos en la primera década del siglo XXI y seguimos viendo continuamente cambios en las cosas y distintas celebraciones. En estos últimos años se han venido dedicando días especiales para conmemorar a personas o acontecimientos.

Empezamos con la celebración de Año Nuevo, el día de Reyes, luego la Candelaria, el día de la amistad, la expropiación petrolera, el día del niño, recientemente el día de la madre, el día internacional de no fumar, el del anciano, el del libro, el del árbol; en fin, casi no hay un mes en el año en el que al menos un día se celebre algo. En este mes toca celebrar el “Día del padre” precisamente el tercer domingo del mes, no tiene fecha fija como el día de la madre.

Los padres de familia en este día estamos de manteles largos. Generalmente nuestros hijos se reúnen en nuestro hogar, en compañía de sus hijos, para saludarnos amorosamente, desde el más pequeño que, después del acostumbrado abrazo de felicitación y las palabras ¡Felicidades en tu día abuelito!, nos entrega un regalo acompañado de una tarjeta con frases escogidas para este día, hecha con sus propias manos, con arte, con amor, con deseo amoroso de sentir que nos regalaron amor cristiano.

En lo que toca a nuestros hijos, llenos de respeto y cariño, nos entregan todo su deseo de felicidad con un fuerte abrazo y pronunciando las tan acostumbradas palabras, ¡Muchas felicidades Papá!, nos dan también el escogido regalo que esperan sea de nuestro agrado, aunque a veces, sobre todo si es prenda de vestir, no es de nuestra medida o el color de nuestro gusto.

Sigue a esto el convivio familiar, que reúne a todos los integrantes, haciendo olvidar toda desavenencia ocurrida durante el año.

Bien por este día dedicado al padre vivo. Pero ¿acaso nos acordamos de nuestro padre que ya se ausentó de nuestra vida? ¿Rezamos una oración por él? Para homenajear a todos nuestros padres que Dios recogió para su vida eterna, transcribimos un fragmento del poema escrito por mi hermano José Flores García, quien es hermano marista, poco después de la muerte de nuestro padre que creo expresa los sentimientos de cualquiera de nosotros para el progenitor que ya no está físicamente.


A mi padre:
Sí, dígame, papá
ya recuerdo el gran anhelo
de que yo fuera de usted
el fruto de tanto desvelo
que por mi bien se tomó.

Tiempos aquellos
cuando tuvo usted que huir
sin rumbo, ni dirección
en pos de un ideal
que da valor al vivir.

Tiempos lejanos
de hambre y dolor
también de odisea
cuando ausente del hogar
corría aquí y allá
a sus hermanos salvar
arriesgando así
familia y felicidad.

Vino la tranquilidad
y también la paz
cesó la guerra y la batalla
y usted volvió a la raya
del cotidiano trajinar.

Era yo pequeño
pero recuerdo muy bien
aquel raudal de cariño
y su paternal amor también
que me pedía llegara a ser
como usted
incansable luchador
del derecho y del amor.

“Educación no he tenido”
me decía aquella ocasión,
“cultura menos
pero ya te he prevenido
para que en la vida triunfes
y llegues a ser
bueno, honrado
y hombre de bien.

No tengo tanta riqueza
ya conoces mi tesón
y en medio de mi pobreza
yo te heredo mi ambición de lo bello,
sublime y hermoso
de seguir una misión”.

Cuántos ejemplos le vi
cuando con usted viví
ejemplos de abnegación
y de su gran corazón.

Esa fe tan grande
en los amigos y en Dios
lo hizo triunfar al fin
y superar en mil batallas
arrostrando las metrallas
para así poder lograr
lo que siempre poseyó:
paz y tranquilidad.

Hombre de bien y de amor
al pobre y al rico sin distinción
supo brindar con fruición
lo mismo que usted vivió
por eso cuando las gentes
ahora que me ven pasar
por las calles de mi pueblo
me saludan con respeto
y preguntan por usted.

Yo sólo sé contestar:
”Si soy el hijo de él”.

Ellos responden
haciendo a un lado el sombrero
“El nombre de su Padre yo venero
y sus virtudes también”.

Mi padre don José E. Flores Jáuregui, falleció el 17 de abril de 1968, cuando mi hermano vivía en San Luis Potosí. El poema fue publicado en uno de los casi cuarenta libros que ha escrito, titulado “Divagaciones”.

Este pequeño mensaje encierra lo grande que puede ser un padre, y lo que desea para un hijo, que sea siempre hombre de bien; deseando que sirva de consuelo a todos aquellos que celebramos el Día del padre vivo recordando al Padre ausente.

Recordemos pues las palabras que se utilizan en este día: ¡Feliz día del padre!

Y por eso decimos que así fue Tepa en el tiempo.

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